martes, 3 de noviembre de 2015

Las Excitotoxinas: Sabores que Matan

El glutamato monosódico es un potenciador del sabor de uso muy común en restaurantes e industrias alimentarias.
El uso del glutamato monosódico (E 621) se remonta a casi medio siglo de historia.
Es un aditivo reconocido tanto por la Unión Europea como por la FDA (Agencia del Medicamento).

Sin embargo, no ha podido librarse, al menos en los últimos 30 años, de polémicas periódicas que han puesto en entredicho su inocuidad. Mi opinión es que es un auténtico veneno que debería de prohibirse, e intentaré traer datos y enlaces que demuestren la peligrosidad y los posibles daños para la salud.
Desde los dolores de cabeza del síndrome de restaurante chino a enfermedades crónicas como el fibromialgia o el síndrome de fatiga crónica que ya afectan a un porcentaje importante de la población, donde según estudios recientes el uso del glutamato esta muy relacionado.

Dtor. Russell Blaylock, Excitoxinas (libro recomendado)

Únete al boicot contra las comidas sintéticas

Las sustancias tóxicas, incluso neurotóxicas (matan las células del cerebro) están en nuestra "inocente" comida diaria. Crecemos creyendo que todo lo que venden es bueno y no nos hará daño, pero no hay nada más lejos de la verdad que creer esto.

En la farmacia, todos los medicamentos que compremos tienen alguna sustancia química o todas que son tóxicas para nuestro organismo. Pero ya no hay que leer los prospectos de los medicamentos para ver estas sustancias. Ahora están en las magdalenas que le compras a tu hijo para la merienda, en ese zumo que te bebes tan alegremente porque "no tiene azúcar" y en el pan... Hay una lista interminable de productos.

Sólo hay que leer los ingredientes. Pero el problema es que la gente no entiende esos nombres tan raros que ponen, es normal. Porque ni siquiera el Gobierno se ha encargado de orientarnos un poco sobre qué comemos.

Tenemos derecho a saber qué estamos comiendo y qué se oculta tras esos nombres raros como: aspartamo, sacarosa, glucosa, fructosa, dextrinomaltosa, sorbitol, goma xantana, sólidos lácteos, emulgentes, aromas, grasas o aceites hidrogenados, estabilizantes, antiaglomerantes, etc...

Si la gente supiera realmente qué son estos ingredientes, se daría cuenta de que son la causa o que contribuyen enormemente a las enfermedades modernas: cáncer, obesidad, enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares, artritis reumatoide, fibromialgia o fatiga crónica, etc.

La gente pensará que esto es impensable, ¿cómo pueden estar vendiendo "veneno" para nuestro cuerpo? Impensable pero no imposible. En nuestro mundo actual, el dinero manda. A la gente no le importa tu salud, sólo el dinero. Y mientras los médicos no digan nada, silenciados por millones de euros y dólares procedentes de las empresas traficantes de veneno, el mundo irá así, de mal en peor.

En primer lugar, tenían que estar ilegalizados todos los aditivos neurotóxicos, como los edulcorantes y potenciadores del sabor: aspartamo, acelsufamo, monoglutamato de sodio (MSG), entre otros.

El aspartamo se vende no sólo como ingrediente de zumos, refrescos y todos los chicles para adultos, sino también a granel como el azúcar en muchos supermercados. Estas sustancias son llamadas "excitotoxinas", es decir, excitan las neuronas de nuestro cerebro hasta matarlas. Como tienen forma de aminoácidos, pueden traspasar la barrera que protege nuestro cerebro y dentro de él, destruir las neuronas.

El monoglutamato de sodio (MSG) es una sustancia que se genera cuando las proteínas son rotas de forma artificial por hidrolización u otro proceso. Descubierta por los japoneses, esta sustancia fue y es producida en grandes cantidades como aromatizante artificial. Es muy barato y por tanto muy utilizado en muchos alimentos.

Todos los preparados de sopas lo llevan, aunque no ponga en los ingredientes su nombre. Está escondido dentro de las denominaciones: aromas, aromatizantes, potenciador del sabor... Se encuentra en alimentos, cosméticos, medicamentos y suplementos alimenticios.

Estos productos lo contienen:

Glutamato - Ácido Glutámico - Gelatina - Caseinato de calcio - Proteína hidrolizada

Caseinato de sodio - Carragenato - Maltodextrina - Extracto de malta Ácido cítrico - Aroma de cerdo (en las patatas fritas) - Aroma de pollo (en las sopas preparadas) Proteína de soja - Leche ultrapasteurizada - Leche en polvo - Salsa de soja - Caldos de sopas preparados - Malta de cebada - Proteína de trigo - Aromas, sabores, aromatizantes.

Cualquier producto con proteínas añadidas (proteína de soja, proteína vegetal, proteínas de la leche)
Fuente:
http://buenasiembra.com.ar/salud/alimentacion/las-excitotoxinas-sabores-que-matan-1223.html
En la farmacia, todos los medicamentos que compremos tienen alguna sustancia química, pero ahora también están en las magdalenas o budín para la merienda, en el jugo o zumo que te bebes tan alegremente porque "no tiene azúcar" y en el pan...
Hoy en día una rica sopa de verduras se puede hacer en cinco minutos, mientras que hace cincuenta años llevaba una hora o más de preparación. Lo mismo ocurre con esos deliciosos jugos de frutas tan fáciles de hacer. Las sustancias tóxicas, incluso neurotóxicas, están en nuestra "inocente" comida diaria.

La mayor parte de los alimentos que consumimos llegan a nosotros envasados y elaborados o semielaborados. Pero cuando leemos la lista de ingredientes en la etiqueta nos encontramos con palabras como Maltodextrina, Acido glutámico, Glutamato monosódico (MSG), Proteína hidrolizada, aspartamo, aromatizantes, conservantes, etc.

Estas sustancias son denominadas excitotoxinas y pueden aparecer con muchos nombres distintos, pero todas contienen básicamente Acido glutámico llamado también glutamato, esta sustancia es un aminoácido de las proteínas que esta presente en las neuronas y participa del complejo funcionamiento cerebral en el cuerpo humano.

Son sustancias químicas que pueden causar daño al cerebro y sistema nervioso y al hacerlo, están vinculados a enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y la enfermedad de Lou Gehrig.

¿Cómo nos afectan?

Las grandes dosis o un consumo prolongado de glutamato pueden ser muy nocivos para las células cerebrales y puede llegar a provocar desde dolores de cabeza, obesidad o fatiga crónica hasta cáncer, esclerosis, mal de parkinson, artritis, y muchas otras enfermedades.

El glutamato monosódico (E 621) es un potenciador del sabor de uso muy común en restaurantes e industrias alimentarías. Es un aditivo reconocido tanto por la Unión Europea como por la FDA (Agencia del Medicamento).
Sin embargo, no ha podido librarse, al menos en los últimos 30 años, de polémicas periódicas que han puesto en entredicho su inocuidad. Desde los dolores de cabeza a enfermedades crónicas como el fibromialgia o el síndrome de fatiga crónica que ya afectan a un porcentaje importante de la población, donde según estudios recientes el uso del glutamato esta relacionado.

En su estado puro tiene un sabor muy especial, tanto que fue denominado como el quinto sabor además de dulce, salado, agrio y amargo. Por esto y por su bajo costo es tan usado como resaltador de sabores.

Conclusión

Cada uno tiene un cerebro para utilizar; es necesario asumir la responsabilidad de indagar, profundizar, descubrir el engaño y el fraude detrás de cada fachada de “producto dietético o saludable” y en consecuencia preocuparse por lo que consume la familia, especialmente los niños, mujeres embarazadas, ancianos que son los más vulnerables.

Nuestro sentido común nos sugiere consumir solo alimentos seguros, o sea cultivados sin agrotóxicos, maduros, de la estación y locales preferentemente. Si es posible, tener nuestra pequeña huerta, procesarlos para guardar uno mismo, o sea, si se quiere preparar una sopa, hacerlo como se hacía antes, -- o se sigue haciendo en ciertos lugares- con vegetales frescos.

Quizás deberíamos comenzar a retomar algunas costumbres antiguas, donde los alimentos se conservaban con métodos e ingredientes totalmente naturales como el humo, la sal, el vinagre o las propias especias para condimentar, entre las cuales cabe destacar el tomillo y otras plantas antimicrobianas. Lo que es importante en este caso es que tomemos las riendas de nuestra salud. El cambio está en nuestras manos. Es el típico caso en que podemos pasar de ser meros espectadores, a convertirnos en factores de cambio en beneficio de nuestra salud personal y familiar.



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